Simplemente fue como un sentimiento
destinado a ser,
No hablo de personas, ni de situaciones,
Ni de papeles escritos,
Ni de predestinadas estrellas,
Sé que no es la primera vez que mi
corazón late no solo para mi,
Y es que aprendí muchas cosas, muchas que
no debería,
Pero puedo asegurar que ahora se
desconoce a él mismo, mi corazón,
Es divertido como uno puede aprender,
crecer entumecido a la locura,
Una parte de mí nunca será
capaz de sentirse estable,
Quiero que me enseñes a amarme de la
forma en que tú puedes hacerlo,
Como es tener a alguien tan profundo, que
es parte de tu ser,
He aprendido que la belleza del verdadero
amor,
es la LIBERTAD, de ver que la rosa
florezca en primavera,
que la mariposa se pose donde le place,
caballos salvajes correr sin frenos,
atreverse a verte solo, con la seguridad
que no lo estas,
no necesitas encadenar algo que ya es
tuyo,
es entregar todo y recibir todo,
no intentar encarcelar a alguien que
libremente se da,
porque el amor tiene las alas mas
hermosas,
y verlo volar libremente es sublime,
porque el amor no se posee, sino solo se
entrega,
porque las jaulas aunque sean de oro, no
dejan serlo,
porque una promesa real, es garantía
sincera de que siempre será nuestro,
porque el fundamento del amor es la
libertad,
disfrutar de la aventura de explorar y
descubrir,
que guarda más allá de sus máscaras y sus
defensas;
contemplar con ternura sus más profundos
sentimientos,
sus temores, sus carencias, sus
esperanzas y alegrías,
su dolor y sus anhelos;
es comprender que detrás de una máscara
se encuentra un corazón sensible y solitario, hambriento de una mano amiga,
sediento de que pueda sentirse en casa;
reconocer con respetuosa compasión, que
la desarmonía y el caos en los que a veces vive son el producto de su
ignorancia y su inconsciencia, y darte cuenta de que si genera desdichas es
porque aún no ha aprendido a sembrar alegrías, y en ocasiones se siente tan
vacío y carente de sentido, que no puede confiar ni siquiera en sí mismo;
es descubrir y honrar, por encima de
cualquier apariencia, su verdadera identidad.
Es ofrecerle un espacio en el que pueda
descubrirse sin miedo a ser calificado,
en el que sienta la confianza de abrirse
sin ser forzado a revelar aquello que considera privado; es reconocer y mostrar
que tiene el derecho inalienable de elegir su propio camino, aunque éste no
coincida con el tuyo;
Es permitirle descubrir su verdad a su
manera: apreciarlo sin condiciones,
sin juzgarlo ni reprobarlo, sin pedirle
que se amolde a tus ideales,
sin exigirle que actúe de acuerdo con tus
expectativas;
es valorarlo por ser quien es, no por
como tú desearías que fuera;
es confiar en su capacidad de aprender de
sus errores y de levantarse de sus caídas
más fuerte y más maduro,
y comunicarle tu fe y confianza en su
poder como ser humano.
Es atreverte a mostrarte indefenso,
revelando tu verdad desnuda, honesta y transparente; es descubrir frente al
otro tus propios sentimientos, tus áreas vulnerables; permitirle que conozca al
ser que verdaderamente eres, sin adoptar actitudes prefabricadas para causar
una impresión favorable; es exponer tus deseos y necesidades, sin esperar que
se haga responsable de saciarlas;
es expresar tus ideas sin pretender
convencerlo de que son correctas;
es disfrutar del privilegio de ser tú
mismo frente al otro,
sin pedirle reconocimiento alguno, y en
esta forma,
irte encontrando a ti mismo en facetas
siempre nuevas y distintas;
es ser veraz, y sin miedo ni vergüenza,
decirle con la mirada cristalina:
"este soy, en este momento de mi vida, y esto que soy con gusto y
libremente, contigo lo comparto... si tú quieres recibirlo".
Amar a un ser humano es disfrutar de la
fortuna de poder comprometerte voluntariamente y responder en forma activa a su
necesidad de desarrollo personal;
es creer en él cuando duda de sí mismo,
contagiarle tu vitalidad y tu entusiasmo
cuando está por darse por vencido,
apoyarlo cuando flaquea, animarlo cuando
titubea,
tomarlo de las manos con firmeza cuando
se siente débil,
confiar en él cuando algo lo agobia y
acariciarlo con dulzura cuando algo lo entristece, sin dejarte arrastrar por su
desdicha;
es compartir en el presente por el simple
gusto de estar juntos,
sin ataduras ni obligaciones impuestas,
por la espontánea decisión de responderle
libremente.
ser suficientemente humilde en recibir su
ternura y su cariño
sin representar el papel del que nada
necesita;
es aceptar con gusto lo que te brinda sin
exigir que te dé lo que no puede o no desea;
es agradecerle a la vida el prodigio de
su existencia;
disfrutar del hoy una aventura incierta y
el mañana, una incógnita perenne;
es vivir cada instante como si fuese el
último que puedes compartir con el otro,
de tal manera que cada reencuentro sea
tan intenso y tan profundo como si fuese la primera vez que lo tomas de la
mano,
haciendo que lo cotidiano sea siempre una
creación distinta y milagrosa.
es hacerle saber y sentir cuánto lo
valoras por ser quien es,
cuánto aprecias sus riquezas interiores,
aún aquellas que él mismo desconoce;
es ver su potencial latente y colaborar
para que florezca;
es hacerle sentir que su desarrollo
personal te importa honestamente,
que cuenta contigo; es permitirle
descubrir sus capacidades creativas y alentar su posibilidad de dar todo el
fruto que podría;
es develar ante sus ojos el tesoro que
lleva dentro y cooperar de mutuo acuerdo para hacer de esta vida una
experiencia más rica y más llena de sentido.
es también atreverte a establecer tus propios
limites y mantenerlos firmemente;
es respetarte a ti mismo y no permitir
que el otro transgreda tus derechos personales;
es tener tanta confianza en ti mismo y en
el otro,
que sin temor a que la relación se
perjudique,
te sientas en libertad de expresar tu
enojo sin ofender al ser querido,
y puedas manifestar lo que te molesta e
incomoda sin intentar herirlo o lastimarlo.
Es reconocer y respetar sus limitaciones
y verlo con aprecio sin idealizarlo;
es compartir y disfrutar de los acuerdos
y aceptar los desacuerdos,
es ir más allá de su individualidad como
persona;
amar al ser humano en su totalidad; es
amar la auténtica naturaleza humana,
tal como es, y por tanto, es amarte a ti
mismo
y sentirte dichoso de ser una nota en la
sinfonía de este mundo.
“Ustedes no han visto a Cristo, y
sin embargo, lo aman; al creer ahora en él se llenan de una alegría
indescriptible”
0 comentarios:
Publicar un comentario